martes, 15 de febrero de 2011

¿Por qué gritamos?

Cuenta una historia tibetana, que un día un viejo sabio preguntó a sus seguidores lo siguiente:
-¿Por qué la gente se grita cuando están enojados?

Los hombres pensaron unos momentos:

-Porque perdemos la calma –dijo uno– por eso gritamos.

-Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? –Preguntó el sabio– ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado?

Los hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al sabio.

Finalmente él explicó:

-Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.

Luego el sabio preguntó:

- ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran?

Ellos no se gritan, sino que se hablan suavemente ¿Por qué? Sus corazones están muy cerca.

La distancia entre ellos es muy pequeña.

El sabio continuó –Cuando se enamoran más aún, ¿qué sucede? No hablan, sólo susurran y se vuelven aun más cerca en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuan cerca están dos personas cuando se aman.

Luego dijo:

-Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, llegará un día en que la distancia sea tanta que no encontrarán más el camino de regreso.

————————————————

La intensidad del grito está marcando la gran distancia que existe entre dos personas.

¿Cuándo sería lógico gritar? Cuando hay una distancia física considerable o un espacio concreto que hacen que el tono normal de la voz, sea inaudible.

¿Por qué entonces gritamos a alguien que está enfrente a nosotros, en el mismo cuarto, en el mismo ambiente, a 10 cm. de nuestro rostro?

Le grito porque yo no me puedo escuchar, dada mi alteración emocional. Creo que los demás tampoco pueden hacerlo. En mi adormecimiento menosprecio la capacidad de los otros.

La próxima vez que griten, reflexionen sobre la distancia que están marcando con respecto al otro ser, que tienen enfrente.

Cuanto más se amen con alguien, sobran las palabras; y esas pocas que se digan, son expresadas con absoluta dulzura y amabilidad, valorándolas justamente por ser pocas y preciadas.

Desde el grito hasta el chisme, desde el rumor hasta la conversación frívola, poco creativa y finalmente intrascendente, estamos perdiendo en las relaciones humanas ocasiones preciosas de fundirnos a través de la mirada en el alma del otro, de abrazarlo, acariciarlo, besarlo, haciendo que la personalidad se duerma y que el ser se funda en el otro en forma sublime.

Nuestras mentes adictas al ruido, no se permiten el espacio de sanación que sólo da el silencio. ssshhhhh

No hay comentarios:

Publicar un comentario