lunes, 1 de agosto de 2011

¿Qué se le puede pedir a la vida?


Tanto como nuestra sensibilidad, nuestra imaginación y nuestra capacidad alcancen. las pequeñas cosas, esa canción que nos emociona, tumbarnos entre los árboles, esa cerveza que saboreamos, esa conversación que disfrutamos, ese gusto que nos emociona, ese momento único, imperceptible, nuestro, de profundo bienestar, ese acto del que sentirse orgulloso, esa tristeza que nos pertenece. Se le puede pedir que amanezca, que mañana nos depare una sorpresa, que alguien en algo valore nuestra existencia, que nos conmueva, que interpretemos que no la poseemos pero sí la disfrutamos, que apreciemos la belleza irrepetible de lo efímero, que nos permita ser útiles, que deseemos conocer a otras distintas personas, que nos acostemos agotados y nos levantemos desbordantes, que lloremos de alegría... Que nos enseñe a todos que lo importante no no es el yo, que somos un todo, un detalle, una nimiedad, un suspiro, una eternidad, que seamos conscientes de la existencia sin por ello paralizarnos. Que ocasionalmente disfrutemos de lo que somos, de lo que nos rodea, de aquellos a los que amamos... Que sepamos que mereció la pena.

Javier Urra

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